Los edificios siguen siendo iconos para las ciudades. A la postal mental actual de Londres hay que sumar este nuevo rascacielo de 310 metros que es el pico de Europa. La marca de ciudad visual está unida a la arquitectura atractiva y estética, pero sobre todo debe ser muy funcional para poder recuperar la inversión realizada en construir estos castillos modernos.
En Londres, el Banco Islámico de Qatar y el Grupo Sellar (80% y 20% de la inversión de 2.300 millones de euros) terminará este año el edificio más alto de Europa, The Shard. Este rascacielos, también conocido como London Bridge Tower, dará la bienvenida a los Juegos Olímpicos que se celebrarán este año en la capital del Reino Unido.
El edificio tendrá 310 metros de altura divididos en 72 plantas, que albergará oficinas y viviendas de lujo, previsiblemente las más caras de la ciudad, además de un hotel, restaurantes y numerosos miradores para observar la ciudad desde el punto más elevado.
El arquitecto encargado del proyecto, Renzo Piano (Génova, 1937), premiado internacionalmente, concibe la edificación como «una pequeña ciudad vertical» en la que se darán cabida más de siete mil personas para trabajar, además de los cientos de miles de visitantes que se prevén. El edificio se situará junto al Puente de Londres, tras la estación de trenes de London Bridge, y actualmente se encuentra en fase de construcción.
Cuando la construcción de The Shard finalice, el rascacielos se situará como el edificio más alto de Europa por delante de la Torre C del Complejo Naberezhnaya (268 metros), en Moscú (Rusia), que actualmente mantiene este privilegio.
El rascacielos es el elemento estrella del London Bridge Quarter, un complejo comercial junto al Puente de Londres cuyo objetivo es dinamizar la orilla sur del río y en el que se han invertido 2.000 millones de libras (más de 2.300 millones de euros). A este presupuesto, se suman 22 millones de libras (25,32 millones de euros) para construir un centro de transporte que utilizarán a diario 400.000 personas.