Las ciudades como las empresas, productos o marcas deben posicionarse en la mente del nuevo residente, del turista o viajero y de la empresa que busca una ubicación y realizará inversiones.
Para posicionar a una ciudad debemos llegar permanentemente a la mente de nuestro cliente, usuario, ciudadano, vecino, residente, viajero, emprendedor, empresario, inversor, multinacional, tour operador, … Cada uno de ellos está siendo bombardeado con mensajes atractivos, con marketing de calidad, con publicidad sugerente por parte de ciudades cercanas y, por tanto, rivales de nuestro localidad. La competencia muda entre ciudades es muy fuerte en el siglo XXI.
La diferenciación hace única a una ciudad. Es uno de los principales valores para el posterior posicionamiento. Diferenciarnos significa exponer la cualidad, la peculiaridad, la singularidad, la idiosincrasia, la particularidad, el carácter, el rasgo que posteriormente se convertirá en el emblema, el distintivo, el símbolo/signo y la marca de la ciudad. Esta importante diferenciación descubre ventajas competitivas que utilizaremos posteriormente para posicionar nuestra ciudad en la mente del viajero, nuevo residente y empresario inversor.
El posicionamiento de la ciudad hace referencia al espacio que ocupa la imagen/recuerdo/postal/marca de esa ciudad en la mente de una persona y constituye la principal diferencia. Las postales mentales que tenemos de las ciudades que aún no hemos visitado la de New York es distinta a la de Cannes. En ese posicionamiento es el que tenemos que aventajar a los competidores.
El buen trabajo en la creación de una marca de ciudad (citybranding) que represente con máxima propiedad los atributos y atractivos son los que generan ventaja sobre el resto. La capacidad de síntesis de la marca hará más memorable nuestra postal mental.
Francisco Bernal Galán