La buena marca de ciudad es la que describe la idiosincrasia colectiva

Barcelona es una ciudad con un conflicto político social que invierte en convivencia y el entendimiento.

Barcelona es una ciudad con un conflicto político social que invierte dinero público en una marca que persigue la convivencia y el entendimiento.

La gran realidad es que todos hacemos marca de ciudad (citybranding) porque generamos conductas que pueden ser positivas o negativas de cara al visitante, viajero, turista y residente.

Una ciudad es un espacio público vivo y genera percepciones agradables y desagradables para quienes se mueven en calles y plazas. La imagen que reportan las personas generan reputación y, por tanto, deseos de viajar y conocer, de invertir, de estudiar, …

Los ayuntamientos deben generar esa buena relación ciudadana para que, a su vez, se proyecte la idiosincrasia social en una potente marca que describa la verdad y no un logotipo estético en la forma y falso en el fondo. La mala comunicación parte de no decir la verdad, de intentar engañar al receptor generando expectativas inexistentes.

La buena marca de ciudad no es la publicitaria sino la real. Es decir, la realidad que se desprende de la vida cotidiana de todos los que conviven.  Esas ciudades son las que trabajan, sin parar,  por incrementar la calidad de vida, las que innovan, las que se esfuerzan en la sostenibilidad. Esas ciudades que son proactivas, vanguardistas, valientes, humanas, con un urbanismo justo y solidario, sin ventajas ni prebendas para nadie. Estas ciudades tienen la marca más potente. Estos municipios acaban siendo referencia para los demás. Son marcas de ciudad que se sustentan en un principio de acción que es mejorar la vida del residente y del visitante interrelacionados permanente y ofrecen una magnífica imagen (branding) de su carácter e idiosincrasia.

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La Marjal, un parque inteligente que posiciona a Alicante como smartcity

Parque Urbano Inundable e inteligente "La Marjal" en Alicante.

Parque Urbano Inundable e inteligente «La Marjal» en Alicante.

Hoy dedicamos nuestro espacio a una interesante publicación del Libro de Comunicaciones del II Congreso de Ciudades Inteligentes de Madrid. Lo compartimos porque es  diferenciador y muy interesante. Un parque resiliente que reafirma el valor y la credibilidad que tienen las inversiones en smarcity para conseguir ciudades sostenibles y combatir el calentamiento del planeta.

Alicante es pionera en el uso de soluciones innovadoras naturales para resolver los retos urbanos tal y como promueve la Unión Europea en su programa Horizonte 2020 e impulso de la Economía Circular. Como ejemplo, Alicante tiene el Parque Urbano Inundable más grande de Europa «La Marjal«, con un marcado carácter social y medioambiental, dando solución a los problemas de inundaciones urbanas, a la vez que conforma un nuevo pulmón verde sostenible con aves y flora autóctona.

El parque dispone de un sistema inteligente único muy avanzado de vigilancia, aviso a los ciudadanos y coordinación con los servicios de seguridad para el desalojo en caso de previsión de lluvias. 

Además, la ciudad de Alicante aplica otras soluciones avanzadas orientada a la sostenibilidad como el uso de agua regenerada en parques y jardines de ciudadanos, además de los municipales o la valorización energética de lodos.

Más detalles: http://smartcities.i-ambiente.es/?q=blogs/soluciones-naturales-para-los-retos-urbanos-en-las-ciudades#sthash.GHOWuGVX.dpuf

Smart cities: no es sobre tecnología, es sobre personas

Carlo F. Ratti es un arquitecto, ingeniero, inventor, maestro y activista italiano, que da clases en el Massachusetts Institute of Technology, USA, donde dirige el MIT Senseable City Lab.

Carlo F. Ratti es un arquitecto, ingeniero, inventor, maestro y activista italiano, que da clases en el Massachusetts Institute of Technology, USA, donde dirige el MIT Senseable City Lab.

Las smart cities es el futuro. Uno de los que más pueden contarnos de ciudades inteligentes es Carlo Ratti, director del SENSEable City Lab del MIT y uno de los arquitectos más cotizados del mundo, no solo por sus diseños, sino sobre todo por vincular tecnología y sostenibilidad al entorno urbano.

En nuestras ciudades, los edificios, las casas, los semáforos, todo nos está hablando. Nos hallamos en un momento con un gran potencial de desarrollo. Ratti deja unos valiosos apuntes para entender el cambio en el que estamos involucrados camino de lograr una ciudad sensible o inteligente:

  • Participación pública 2.0: Lo ideal es conseguir la participación ciudadana para reparar y mejorar la ciudad cuando hay un problema.
  • Sensores humanos. Cada llamada de teléfono crea una conexión entre dos espacios, es lo que podría denominarse “la red humana”. Si pudiéramos utilizar toda esa información para conocer mejor el espacio, podríamos construir casi el mapa geográfico de un país a partir de las comunicaciones que se establecen.Imaginen que pudieran saber en tiempo real qué sucede a su alrededor: temperatura, disponibilidad de taxis, si llueve o no (suele costar encontrar un taxi cuando llueve, pero llueve por zonas…); flujos globales: gente que sale de la ciudad, que entra… Con toda esta información en tiempo real se podrían mejorar mucho los servicios.
  • Una ciudad donde todo habla. El SENSEable City Lab realizó un estudio en Seattle para ver qué sucedía con los residuos que los ciudadanos tiraban a la basura. Se etiquetaron con sensores 3.000 objetos (zapatillas, ordenadores, teléfonos, todo tipo de cosas) para seguir su recorrido. Descubrimos, por ejemplo, que los componentes de teléfonos van a muchas partes, no dejan de moverse, incluso durante meses. Hay materiales que viajan innecesariamente miles de kilómetros. Si se analizara toda esa información, se podría mejorar mucho la trazabilidad de los residuos.
  • I-Mobility. En breve habrá coches a la venta que conduzcan solos, no se necesitarán semáforos en las calles, porque los automóviles serán capaces de transitar sin parar. La movilidad es otro de los ámbitos con muchas posibilidades de desarrollo.
  • El fin de las disciplinas. Antes todo el conocimiento se clasificaba en disciplinas. Ahora no es así, todo está conectado. Hoy en día los artículos y ensayos más importantes están escritos por varios autores expertos en diferentes materias.
  • Nuevas energías. Es fundamental conectar mejor la energía con las personas, con las regiones. Por ejemplo, en la costa Este de Estados Unidos, durante el invierno, se utiliza muchísimo la calefacción y ello suele provocar una subida del petróleo en todo el mundo. Una vez más, todo está relacionado.
  • Nuevas universidades. Está emergiendo una nueva forma de distribuir el conocimiento. Por ejemplo, el MIT y otras entidades están creando cursos online de gran calidad. No todo es presencial. Y la tendencia va en esta línea…
  • Espacios públicos sensibles. La ciudad física se convertirá en un multisensor de información.
  • Las fábricas vuelven a las ciudades sin tener forma de fábricas. Es lo que ha dado en llamarse la tercera revolución industrial.
  • Nuevas formas de trabajar. Los dispositivos móviles están generando un nuevo modo de trabajar. Ahora nuestra oficina puede estar en un autobús, en un café, en un vestíbulo. Por eso hay que cambiar nuestros edificios y adaptarlos a las nuevas necesidades de las personas.

Todo está conectado entre sí porque los objetos “hablan”, pero el centro continúa siendo, sin embargo, el ser humano. It’s not about technology, it’s about people.
Fuente: Alicia Díaz

Los siete pilares de la ciudad sostenible

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Vista del interior del Parque María Luisa en Sevilla

El artículo de hoy no va de city branding ni de city marketing, sino de algo mucho más importante porque la sostenibilidad del planeta depende del consumo de sus ciudades. Los siete pilares que propone World Watch Institute –que resume perfectamente Antonio Cerrillo para La Vanguardia– son claves para el futuro de la humanidad. Os lo dejo integro.

«Las ciudades han de contribuir a redefinir el concepto de desarrollo, que no debe estar basado en la idea de consumir más y más, sino en alcanzar una mayor calidad de vida ciudadana”. Así se expresa Gary Gardner, director de publicaciones del World Watch Institute, un prestigioso centro de estudios de Estados Unidos que anualmente publica su documentado informe sobre El estado del mundo, una completa radiografía de la salud ambiental del planeta.

La plaza, lo público. La ciudad deseada “debe tener como objetivo central estratégico que se creen y se consuman bienes públicos, en lugar de consumir productos privados”. Eso significa fomentar los espacios públicos, “crear plazas, parques o instalaciones deportivas, para permitir que la gente se pueda reunir en un espacio público con un buen ambiente”, dice Gardner, que prefiere “una familia que se come un helado en una plaza un domingo por la tarde que verla acudir a un centro comercial para ir de compras”. En suma, se trata de diseñar ciudades capaces no sólo de proveer alimentos y seguridad, sino que favorezcan las relaciones personales o la realización personal, la equidad, trascendencia o justicia. “Hay que poner el énfasis en la idea de reforzar el bienestar, lo que puede implicar una reducción de los niveles de consumo”. “El problema –continúa– es que hemos diseñado una economía básicamente para vender y vender cada vez más, aunque no se satisfagan las verdaderas necesidades”, añade.

Urbanismo compacto. Gardner propone superar un modelo urbanístico que ha supeditado el diseño de la ciudad a la funcionalidad del coche . “Se han hecho ciudades más grandes de lo que se debería de haber creado”, afirma. Barcelona y Atlanta tienen una población parecida, pero la capital norteamericana ocupa mucho más espacio. Reivindica el urbanismo compacto y denso, frente al expansivo que crece en forma de mancha de aceite. “Las ciudades –dicen pensado sobre todo en Estados Unidos– se han hecho según el deseo de los fabricantes de coches, que presionaron para que desapareciera el tranvía que había en los años 30 del siglo pasado en Los Ángeles, y los coches se convirtieran en el principal medio de transporte”. Este modelo da muestras de agotamiento. Debe corregirse en el futuro. En el otro extremo, las ciudades europeas, más densas y compactas, con los servicios más cercanos, han podido reducir muchas veces los desplazamientos largos obligados, con lo que tienen una escala más humana.

Recuperar el centro. Proteger los centros urbanos, hacerlos transitables, recuperar su identidad… Gardner dibuja una ciudad del futuro en la que necesariamente deberá haber menos coches. “Debemos reducir el uso del vehículo privado no sólo por los problemas de congestión y de contaminación que generan, sino porque debemos ganar espacio para el ciudadano”, dice.

Calidad del aire. Los cascos urbanos presentan niveles de polución superiores a lo que marcan las directivas o recomienda la OMS. Por eso, es partidario de limitar el acceso de los vehículos privados a los centros urbanos, por ejemplo mediante el cobro de tasas “para generar ingresos y fomentar el transporte público”. Hace 30 años, el 60% de los desplazamientos se hacían en bicicleta en China; pero la apuesta de su gobierno por un desarrollo industrial sin matices ni consideraciones ambientales ha tenido como secuela la congestión urbana y unos delirantes niveles de polución del aire con altísimos costes sanitarios.

Naturaleza. “La naturaleza tiene que estar mejor integrada en las ciudades y no quedar segregada en ellas. La naturaleza es un buen vecino, pues proporciona servicios ecológicos valiosos”, dijo Gardner en su conferencia, y además enumeró una larga lista de opciones para dar entrada a los espacios naturales en el planeamiento urbano (parques y zonas verdes cercanos, corredor verdes del centro a la periferia, un 10% de zonas salvajes, reservas de un 40% de espacios para bosques, tejados verdes…).

Energía limpia. Gardner propone fomentar el autoconsumo con fuentes renovables. Ante la necesidad de mitigar el calentamiento causado por los combustibles fósiles, es partidario de dar incentivos a la energía limpia y rechaza el método del fracking (la obtención de gas mediante la fractura de la roca), pese a que ha abaratado el recibo de la energía en su país. “Mi factura de energía me cuesta un 20% menos que hace tres años, pero el problema es que en muchos casos, al fracturarse la roca, una parte de ese gas liberado entra en las reservas de agua subterránea, lo que ha provocado la contaminación del suministro en ciertas zonas”, añade. Otro problema es que si los combustibles fósiles siguen siendo más baratos, se menoscaban los incentivos para fomentar las energías renovables”.

Proteger el clima. Reducir los residuos y reaprovechar y reciclar los materiales es otra gran asignatura pendiente. “El problema fundamental es que el capitalismo es devorador de recursos, tiene un apetito insaciable; pero el planeta tiene sus límites, y debemos aprender a vivir dentro de esos límites”. ¿Es incompatible el capitalismo con la protección del clima? Se trataría de “diseñar un capitalismo más eficiente para que dé señales al mercado de que debemos conservar los recursos naturales. El problema es que al consumidor se le anima continuamente a consumir más y más; y eso siempre supondrá un gran problema”.

Gran labor de Bilbao-Metropóli 30

Destacan la labor de Bilbao Metropoli-30 en un artículo de Deia:
«Junto a Ría 2000 destaca la labor de Bilbao Metropóli 30, una entidad con representación institucional pública y también de las principales empresas privadas de Bizkaia. Un laboratorio de ideas que ha marcado la pauta de por dónde debía ir el territorio y que, a la vista de los resultados, lo ha hecho muy bien preocupándose no solo de las construcciones, también de las personas.»

Desde 2008, que los conozco y he colaborado con BM-30, he seguido directamente su trabajo y garantizo que se preocupan y contribuyen al bien común/interés general de Bizkaya y Euskadi. Son un ejemplo a seguir, cosa que ya hacen muchas delegaciones internacionales que pasan por Bilbao cada año. Van por delante del resto, prestan especial interés a las personas y sus trabajos se anticipan a los tiempos. Enhorabuena a todas y todos.

Ed Glaeser: «Las ciudades son el mayor invento de la humanidad»

El economista de la Universidad de Harvard, Edward Glaeser, dice que «las ciudades son el mayor invento de la humanidad» y «también nuestra mejor esperanza para el futuro». Glaeser remata argumentando que «gran parte de lo que la humanidad ha alcanzado en los últimos tres milenios ha salido de las creaciones notables de colaboración que van saliendo de las ciudades. Somos una especie social». Somos animales sociales viviendo en entornos que deben repensarse, readaptarse. Evolucionar.

Más información en  http://www.tendencias21.net/branding/De-smart-city-a-social-city_a63.html del prestigioso experto en branding, Andy Stalman.

Anillando flamencos en el Ebro

Las ciudades no son sólo su aspecto urbano y su vida comercial, empresarial e industrial, sino que son su entorno natural. Los espacios protegidos y su fauna y flora permiten relacionar y ubicar a muchas ciudades cercanas en el mundo. Por esta razón, entre otras, es tan importante impulsar todas las actividades verdes y de acciones medioambientales.

La acción es la que impulsa la marca. El personal del Parque Natural del Delta del Ebro han procedido este fin de semana a anillar 400 crías de flamenco para controlar la población de esta especie en este área protegida informaba El Confidencial. 

Este hecho aislado genera un valor añadido a la marca y motiva nuevos fans a visitar la zona y ciudades del entorno. Seguramente también la recomendarán y un acto social y de apoyo a la naturaleza se convierte en un revulsivo de marca. 

La Vía Verde en Manhattan es un guiño a la convivencia

La High Line (fue una estructura elevada de acero de más de dos kilómetros de largo construida en 1930 en altura para el tránsito de trenes hasta 1980) es una potente iniciativa a favor de los ciudadanos y de la sostenibilidad de las ciudades. La antigua línea férrea se ha convertido en un parque urbano elevado, un nuevo sendero verde entre las grandes construcciones de NYC.

Desde el 9 de junio de 2009, la High Line Park transcurre en paralelo al río Hudson a lo largo de 30 manzanas desde la calle Ganservoort hasta la calle 30. Con 100.000 arbustos se ha convertido en un centro de reunión social y de esparcimiento y ocio más que una simple vía. A 9 metros de altura sobre el asfalto es un lugar privilegiado para amantes del deporte, relax, naturaleza y bronceado.

Gran iniciativa que suma  la gran marca que es NYC  al reconvertir espacios en desuso en un sendero verde para la convivencia en favor de los ciudadanos. Más información en http://www.thehighline.org/

El Museo de Erdos, un reclamo arquitectónico

Imponente edificio de 40 metros de altura ubicado en Erdos, una zona esteparia.

Sobre el desierto del GobiMAD Architects ha diseñado y construido un museo innovador y revolucionario, siguiendo las directrices marcadas por el gobierno local de Erdos (Mongolia, China). El interior se convertirá en un nuevo espacio público, dividido en varias salas de exposiciones, conectadas por muros continuos curvilíneos.


Un gran ventanal circular es una claraboya que transporta la luz natural al interior, logrando ahorro energético durante las horas centrales del día. La estructura está recubierta de lamas de aluminio reflectante, por lo que en él se proyecta la imagen del entorno. Estas lamas ayudan a refrigerar el interior, ya que el aire circula entre ellas pasando al interior del edificio.


Otro monolito único en el mundo con cierto parecido a la formación rocosa de Uluru en Australia. Dos espacios con un posicionamiento mundial. Los atributos, la diferenciación y el valor añadido de lo intangible supera cualquier otra fórmula para proyectar la mejor marca a los territorios. Uno de manera natural y el otro desde un proyecto valiente de un gobierno local. Ambos entran en el desarrollo de espacios en favor de la sociedad que los alberga. 

¿Qué es una Green City? por Alain Jorda

En el blog http://ciudadinnova.blogspot.com.es repasa y explica perfectamente el concepto «Green City». Jorda (coincido plenamente con él) afirma que le parece de los más importantes entre los conceptos recientes porque va a guiar muchas de las acciones de las ciudades en el próximo futuro. Aquí está su magnífico post http://ciudadinnova.blogspot.com.es/2012/05/green-city-frente-smart-city.html. Lo podéis leer a continuación:


¿Y qué es una «Green City» o «Ciudad verde»? ¿Qué hay tras el concepto de «Ciudad Verde»? Una Ciudad Verde es la que manifiesta la voluntad de encaminarse hacia la reducción de la huella ecológica que genera en el planeta. Es decir, la reducción de la contaminación que genera en el aire, en el agua o en la tierra (residuos). Es obvio que no basta con manifestar la voluntad y habrá que ver de qué forma se manifiesta esa voluntad de ser una ciudad verde.

Autor del post: Alain Jorda


Veamos primero cómo se mide el nivel de «Verde» o de respeto ambiental de una ciudad. Esa medida se efectúa a partir de una serie de parámetros, cuantitativos, unos, y cualitativos, otros, relativos a varias grandes áreas:


Las emisiones de CO2 como medida de la calidad del aire: la concentración de CO2, las estrategias de reducción de la contaminación del aire,…

  • Los edificios y lo que se refiere a su calidad y su eficiencia energética (aislamiento, sistemas de calefacción y refrigeración, energías más limpias,….),….
  • El transporte en la ciudad: la calidad del transporte público, la cantidad de personas que se desplazan a pie o en bicicleta, los esfuerzos en reducir el tráfico rodado,..
  • El agua: el consumo de agua, las pérdidas en la red de distribución, el tratamiento de las aguas residuales,…
  • Los residuos: la cantidad de residuos generados, el porcentaje de reciclaje, las políticas para reducir los residuos,…..
  • La calidad del entorno urbano: la promoción de los espacios verdes en la ciudad, la rehabilitación de los edificios más antiguos, la recuperación de los entornos degradados,…

    Podéis ver cómo se tratan esos parámetros y los resultados obtenidos por The Economist Intelligence Unit con patrocinio de Siemens AG en  el Índice de Ciudades Verdes de América Latina y en el European Green City Index.Como veréis, se trata de unos paneles en los que se comparan entre sí las grandes ciudades de esos dos ámbitos geográficos. Y ahí reside el valor de esos índices: en la comparación entre ciudades. Esa comparación es la que posiciona cada una de las ciudades respecto al conjunto. Y así vemos que unas destacan en un parámetro pero son más débiles en otro.

    La inclusión de la ciudad en uno de estos índices de evaluación periódica es, por lo tanto, una herramienta fenomenal de gestión para saber dónde aplicar los esfuerzos locales. Además se obtiene una información valiosa sobre cómo hacerlo gracias al intercambio de experiencias exitosas de las demás ciudades participantes.

    Una vez que conocemos las herramientas de medición y seguimiento podemos contestar mejor a cómo plasmar la voluntad de ser una Ciudad Verde. Se trata de adherirse a estos índices o participar en otros acuerdos similares y, a partir de ello, empezar a mejorar aplicando las políticas adecuadas para cada apartado de la evaluación.

    Ni qué decir tiene que la mejora en los aspectos que identifican a una Ciudad Verde significan una mejora para todos los ciudadanos, primero, para la salud del planeta, después, y, por fin, un salto adelante en la calidad de la ciudad en sí misma.
    A poco que lo pensemos, es fácil ver que una parte importante de la mejora en varios de los apartados de la
    Ciudad Verde tiene que ver con la utilización de tecnologías para mejorar la gestión de la ciudad. ¿Os ha sonado a algo esta frase? Efectivamente, ése es el elemento clave de la definición del concepto de Smart City o Ciudad Inteligente. ¿Así que estamos llegando a la Smart City a través de la Green City? En realidad, la Green City es mucho más que el camino a la Smart City. Yo diría que el perseguir el objetivo de una Ciudad Verde nos lleva, de forma adicional, a implementar conceptos de la Ciudad Inteligente con sentido.

    Es decir, a los que estamos interesados en mejorar la ciudad como entorno en el que se desarrollan las vidas de las personas, nos interesa mejorar nuestras ciudades como ciudades verdes; y los recursos de la ciudad inteligente nos ayudan a eso.